Había dejado el poncho en la parte de arriba de la mochila porque se anunciaban lluvias desde mitad de mañana y así ha sido. Aunque he salido con Sébastien de Portomarín y hemos ido juntos durante la subida hasta el borde de la carretera LU-633, me ha comentado que se sentía un poco pesado y que iba a quedarse "a su rollo", así que he seguido mi trote para seguir por mi cuenta. Ni él ni yo sabíamos si nos volveríamos a ver ya que, según me contó, prefería descansar en albergues privados por la posibilidad de hacerse comida y disponer de algunas pequeñas comodidades. Yo ya decidí antes de salir que iría de uno a otro albergue municipal o parroquial y así lo he hecho todo el Camino.
Después del tramo de tierra de subida de Portomarín y el tramo de carretera, se llega a Gonzar y enseguida a Castromaior, donde decidí dar un pequeño rodeo para ver las ruinas del castro (pueblo prerromano):
y volver después al Camino. Trotando en los tramos que así lo permitían (en su mayoría), alcanzo Ventas de Narón y luego Os Lameiros, donde se puede ver un crucero románico con una calavera en la base:
En Ligonde, más adelante, se pasa por Casa Carneiro, donde estuvo Carlos V de viaje para ser coronado emperador, y Felipe II para casarse con María Tudor (su dueño, con el que hablé, no me lo confirmó). Aún me quedaban algunas parroquias más que recorrer: Portos, Lestedo, A Brea... hasta el área recreativa de Os Chacotes, donde sello mi credencial en la caseta de información.
Veo pasar a un corredor local e intento seguirlo, pero su ritmo es más fuerte, yo voy a 6 min/km en ese momento y no lo alcanzo (ni él se deja alcanzar). Llego a Palas de Rei, pasando por la Iglesia de S. Tirso, y veo junto al ayuntamiento un buen número de peregrinos esperando el autobús ¿?, bajo la pequeña escalinata al centro del pueblo y sigo la Avda. Compostela. Más adelante se encuentra, como curiosidad, una escultura de peregrinos bailando y enseguida se alcanza S. Xulián, donde sello la credencial en la parroquia.
Después se suceden caminos sombreados en descenso en la zona de Ponte Campana, por lo que aprovecho para reiniciar la carrera; según la guía, se parece al bosque de Fangorn, por la tupida arboleda, pero he pasado tramos más cerrados por la vegetación. No obstante, me paro a hacer alguna foto (foto 4, aquí abajo). Después se pasa Casanova y luego, ya en la provincia de A Coruña, O Coto y Leboreiro, donde se puede ver un cabazo (es como un cesto gigante con función de hórreo) junto a la iglesia de Sta. María (foto 5).
Justo antes de cruzar un puente románico para acceder a S. Xoán, me vuelvo a encontrar con Sébastien:
y con él sigo hasta Melide. Pasamos por Casa Ezequiel, a donde tendré que volver luego a tomar pulpo y ribeiro (es famosa por eso). Me sorprende la animación del día de feria, como en el rastro de Madrid, un montón de puestos callejeros agrupados por especialidades en las calles del centro; y en el parque, música latinoamericana y ¡gente bailando! al mediodía (debían de ser como las 13:30 h). Sébas se queda en el supermercado, con la intención de buscar un albergue privado, y yo me voy al albergue de la Xunta, en el que apenas hay peregrinos, una familia italiana y 6 pares de botas/zapatillas.
Reflexión: Además del camino físico, hay un camino interior que también se debe recorrer y ese no tiene autobús que te lleve de un lado a otro, ni forma de que te lleven la "mochila"... aunque es posible que alguno lo intente. Y es un Camino que lleva su tiempo y para el que, si quieres avanzar, debes también prepararte; aunque, como en el Camino físico, también hay fuentes donde beber, elementos en los que cobijarte... certezas y dudas que te llevan, facilitan o dificultan avanzar, y por el que también se puede transitar solo o acompañado.
El truco del veterano: Es muy útil, cuando uno se inicia en el atletismo, usar elementos que nos ayudan a mejorar el rendimiento: cronómetro, pulsómetros, GPS, determinada ropa o calzado... al final uno puede prescindir de todos esos elementos o utilizar solo aquellos que ya conoce que le han dado mejores resultados; así avanzamos y conocemos nuestras sensaciones, sabemos nuestros límites y posibilidades y avanzamos como deportistas.
Concha gigante en un albergue
1 From Pacolo -
Que filosofía de vida José Luis. Disfruta tus caminos, que esto se acaba. Sin duda una aventura maravillosa.... Fuerza compañero
2 From Pablo dV -
No sé si para el final de la aventura has previsto una o dos etapas; en todo caso, cada uno de estos últimos kilómetros mide lo mismo que los del resto de la ruta: ya quieras acortarlos para volar a meta y llegar cuanto antes, ya alargarlos para demorarte un poco más en el camino que se acaba, mucho ánimo con ellos y disfrútalos lo más posible!
3 From Entrenador -
¡Animo José Luis!! Ya estas a punto de terminar "un camino" aunque, como tu muy bien dices, el "otro camino, el camino interior", que es el que conduce hacia si mismo, hacia su propio conocimiento, continua. Y en esa misma línea va tu truco del veterano (que es muy bueno) : Cuando se corre, al final, se puede prescindir casi de todo lo accesorio y ello nos ayudará a conocer nuestras propias fuerzas y nuestras limitaciones. Debemos escuchar a nuestro cuerpo que nos habla de muchas maneras. Un abrazo "sabio".
4 From Jose Luis -
Gracias por vuestros comentarios, he tratado de aunar los aspectos mas prácticos de esta aventura con esa otra parte mas mental o psicológica. Finalmente lo del truco del veterano surgió en uno de esos rodajes en los que hicimos repaso de distintos "trucos" y los he querido ir recogiendo para las futuras generaciones de nuestra escuela de atletismo.