Etapa 3 (Pamplona-Estella) - Aquello que te da miedo, te hará su esclavo

Afrontaba hoy más de dos maratones en dos días. Pero antes he de contaros que el patrón de Pamplona no es S. Fermín, sino S. Saturnino, que fue martirizado atándolo a la cola de un toro y arrastrado por no renegar de Cristo (para los que como yo no la sabían).

Afrontaba hoy también una subida importante, el Alto del Perdón.

La salida de Pamplona fue fácil y enseguida se veía la Iglesia de S. Miguel en Cizur Menor con su bandera de Malta, aunque originalmente fue de la Orden del Hospital de S. Juan de Dios. Todo el Camino tiene aire medieval.

Después de Cizur, Zariquiegui donde según la leyenda un peregrino rechazó el agua que le ofrecía el diablo y al instante apareció una fuente que sació su sed y hoy la mía. Poco después se inicia el ascenso al Alto del Perdón:

con sus aerogeneradores y la escultura metálica de las siluetas de peregrinos de distintas épocas del Medievo a nuestro días.

El descenso es de cuidado, con mucha piedra suelta y empinado. Se pasan varios pueblos hasta Obanos, donde se juntan el Camino Navarro y el Aragonés, que viene de Somport, aunque hay quien dice que es en Puente La Reina donde se unen.

Llego a Puente La Reina y entro un rato a la iglesia del Crucifijo donde se puede contemplar un Cristo en una Cruz con los brazos en diagonal:

(según se dice, la pata de Oca de los Francos). Se sale del pueblo por un bonito y largo puente románico sobre el río Arga:

Paso otros pueblos a buen ritmo aunque andando en los tramos de subida, que no son pocos, de hecho hoy habré corrido menos del 75% del recorrido (hay que ahorrar fuerza). A lo lejos se ve Cirauqui:

y el Camino serpenteando entre viñedo y campos de cereales. El camino atraviesa el edificio del Ayuntamiento, hay que entrar y salir por atrás. Luego el Camino coincide con la calzada romana y un puente también de la calzada que unía Astorga con Bayona.

He dado un traspié, y aunque no he caído me he hecho daño en el dedo gordo del pie izquierdo y tengo la uña negra (ya la he evacuado).

Más tarde se cruza un puente sobre el Río Salado del que dice el Codex Calixtino: «Cuidado con beber en él, ni tú ni tu caballo, pues es un río mortífero», pero se pueden meter los pies para refrescarlos, doy fe.

Se pasa por debajo la autovía, y el canal de Alloz y alguna población más antes de llegar a Estella, ciudad con múltiples edificios señoriales y de origen medieval; y si quedan fuerzas (yo lo hice) se puede subir la escalinata hasta la Iglesia de S. Pedro.

Ha sido una etapa de sube baja, entre pistas de piedras muy incómodas de correr y senderos, algunos repechos como el acceso a Cirauqui, o las subidas después de la calzada y del río Salado. He tardado unas 6 horas a algo más de 8 min/km de media. Pero estoy con fuerza e ilusión a pesar de la uña.

Reflexión: Las mayores limitaciones están en nuestra cabeza, como aquel elefante al que siendo pequeño le acostumbraron a tener la pata atada a una estaca y de adulto seguía sujeto a la misma estaca que con un simple tirón la hubiera arrancado del suelo.

El truco del veterano: Para las ampollas y uñas negras lo mejor es pincharlas e inyectar, también se puede hacer con un algodón bien mojado, con iodo (no digo Betadine porque es una marca y les hago publicidad), se secan en poco tiempo.

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